¿Cómo convertir la tensión en conexión?
En muchas familias, la convivencia diaria puede pasar de ser un espacio seguro a una fuente constante de tensión. Las prisas, el trabajo, los deberes escolares, los móviles, las discusiones... Todo se acumula, y sin darnos cuenta, el ambiente se vuelve irritable, frío o caótico.
¿Te has sorprendido a ti mismo gritando por una tontería? ¿Notas a tus hijos más distantes o irritables? ¿Tienes la sensación de estar “sobreviviendo” más que disfrutando del tiempo en familia?