
El período vacacional, si bien se asocia comúnmente con el descanso y la recreación, representa una fase crítica para la salud mental de los jóvenes. Los cambios en la rutina, la disminución de la estructura escolar y el aumento del tiempo libre pueden influir tanto positiva como negativamente en el bienestar psicológico.
Durante el año académico, la estructura escolar, las interacciones con pares y el acceso a recursos de apoyo pueden ofrecer cierta contención. Sin embargo, el período vacacional, a menudo prolongado, altera sustancialmente esta dinámica, presentando tanto oportunidades como desafíos para la salud mental.
La ausencia de rutinas establecidas, la reducción de la supervisión estructurada y la mayor disponibilidad de tiempo libre pueden agravar vulnerabilidades preexistentes o dar lugar a nuevas dificultades (por ejemplo: aislamiento social, patrones de sueño irregulares, exposición a conductas de riesgo). Por lo tanto, comprender y abordar proactivamente la salud mental de los jóvenes durante este período es una prioridad de salud pública.
Existen determinados factores de riesgo que pueden influir en la salud mental de los jóvenes durante las vacaciones, los más destacados:
- Cambio en la rutina y el ritmo circadiano: La flexibilidad horaria puede llevar a patrones de sueño irregulares, afectando negativamente el estado de ánimo, la concentración y la regulación emocional.
- Disminución de la estructura y la actividad significativa: La falta de objetivos o actividades planificadas puede generar aburrimiento, apatía o sentimientos de inutilidad, especialmente en jóvenes con predisposición a la ansiedad o la depresión.
- Aislamiento social: Si bien las vacaciones pueden facilitar nuevas interacciones, la interrupción de las redes sociales escolares puede conducir al aislamiento, particularmente para aquellos con dificultades para establecer nuevas amistades o en entornos familiares disfuncionales.
- Mayor exposición a pantallas y redes sociales: Un uso excesivo y no regulado de dispositivos electrónicos y redes sociales puede asociarse con la comparación social negativa, el ciberacoso y la disminución de la actividad física, impactando la autoestima y el bienestar.
- Mayor accesibilidad a sustancias y conductas de riesgo: La disminución de la supervisión y el aumento del tiempo libre pueden incrementar la exposición y el consumo de alcohol, drogas u otras conductas de riesgo.
- Estrés familiar o socioeconómico: Las tensiones dentro del entorno familiar o las dificultades económicas pueden magnificarse durante el período vacacional, afectando el ambiente del hogar y, por tanto, el bienestar psicológico del joven.
Afortunadamente, también existen factores de protección, condiciones que anulan o disminuyen los riesgos mencionados y potencian un desarrollo saludable en los jóvenes. Los más destacados son:
- Apoyo familiar y comunicación efectiva: Un entorno familiar que fomenta la comunicación abierta, el apoyo emocional y la cohesión actúa como un amortiguador contra el estrés.
- Participación en actividades significativas y estructuradas: Involucrarse en campamentos, cursos de verano, voluntariado o actividades deportivas proporciona estructura, propósito y oportunidades de interacción social positiva.
- Actividad física regular: El ejercicio es un potente promotor de la salud mental, reduciendo los síntomas de ansiedad y depresión y mejorando el estado de ánimo.
- Conexiones sociales positivas: Mantener o establecer amistades saludables y participar en actividades grupales fortalece el sentido de pertenencia y reduce el riesgo de aislamiento.
- Desarrollo de habilidades de afrontamiento: La capacidad de gestionar el estrés, resolver problemas y adaptarse a los cambios es crucial para la resiliencia psicológica. Las vacaciones pueden ser un momento para practicar estas habilidades a través de nuevos desafíos.
- Horarios de sueño regulares: Mantener una higiene del sueño adecuada, incluso durante las vacaciones, es fundamental para la regulación emocional y el funcionamiento cognitivo.
La promoción de la salud mental durante las vacaciones requiere un enfoque multifacético que involucre a jóvenes, familias, educadores y la comunidad.
El período vacacional representa una ventana de oportunidad crucial para la promoción activa de la salud mental en jóvenes. Reconociendo los factores de riesgo y protección inherentes a este período, las familias, las instituciones educativas y las comunidades deben poner en marcha estrategias basadas en la evidencia que fomenten la resiliencia, el bienestar y el desarrollo saludable. Al invertir en la salud mental de nuestros jóvenes durante las vacaciones, no solo mitigamos posibles riesgos, sino que también sentamos las bases para una adultez más plena y equilibrada. La investigación continua en este campo es esencial para refinar y optimizar estas intervenciones, garantizando que el tiempo libre sea verdaderamente un período de crecimiento y bienestar para las nuevas generaciones.
Psicóloga Adultos, Adolescentes y Niños