
¿Alguna vez has enfermado? ¿Has estado con gripe sin fuerzas para levantarte? Tal vez alguna vez hayas sufrido un esguince, te hayas roto algún hueso… Puede que incluso hayas pasado uno o dos días en el hospital. De ser así, muy seguramente, sepas lo incapacitante que puede llegar a ser incluso algo tan común como un resfriado. Aunque sólo sea por unos días o unas horas. Y, en ese caso, también es probable que hayas necesitado que alguien estuviese un poco más pendiente de ti de lo habitual.
Pongámonos ahora en el otro lado. ¿Alguna vez has tenido que cuidar a alguien enfermo o en situación de dependencia? Según el Instituto Nacional de Estadística (2025), en el año 2024, en 1 de cada 8 hogares españoles había, al menos, una persona en situación de dependencia. O sea, que es más que probable que hayas estado, o vayas a estar, acompañando a alguien en esa situación. Si ya lo has vivido, ¿recuerdas cómo se sentía? Y si no lo has hecho aún, ¿cómo imaginas que sería? ¿Sientes que serías capaz de hacerlo?
Nadie nos enseña a acompañar a otras personas en la enfermedad. Los recursos para aprender a cuidar de otros parece que no están a la vista o son poco accesibles. O, al menos, no recurrimos a ellos hasta el mismo momento en que lo necesitamos. Más bien se suele aprender de la propia situación o de otras personas que lo hayan hecho antes. La práctica hace al maestro, ¿no?
En las siguientes líneas veremos cuál es el papel de los cuidadores y cómo ese rol puede afectar a su bienestar, además de qué podemos hacer para cuidar de nuestra propia salud si nos toca hacerlo.
¿Quiénes son los cuidadores?
Los cuidadores son aquellas personas que acompañan y asisten a otras personas que se encuentran en una situación de dependencia, ya sea de manera puntual o permanente. Su papel es acompañar a esa otra persona en las tareas que requiere su proceso de enfermedad (ir a citas médicas, realizar gestiones, conseguir recursos, etc.) y asistirle en aquellas actividades cotidianas para las que precise de ayuda.
Cuando una persona comienza a necesitar ayuda de otras, suelen ser varias quienes inician el cuidado de forma activa, es decir, asumiendo las tareas y responsabilidades que el acompañamiento implica. Sin embargo, con el paso del tiempo, suele ser uno de los acompañantes quien asume el rol de cuidador principal, tomando la iniciativa para la gran mayoría de responsabilidades.
Estudios como el de Flores et al. (2012) pusieron de manifiesto que las cuidadoras principales más frecuentes son mujeres de entre 45 y 55 años que guardan relación de parentesco con la persona en situación de dependencia, normalmente esposas o hijas. Estas personas invierten recursos personales, materiales y económicos (en mayor o menor medida, dependiendo del caso) que no siempre están fácilmente disponibles. Además, en muchos casos, tener que acompañar a alguien en la enfermedad no es una situación previsible. Puede aparecer de forma insidiosa, e incluso repentina, propiciando que la situación desborde los recursos disponibles.
El síndrome del cuidador
En un proceso de enfermedad, la atención y los recursos se depositan sobre la persona que está enferma y en mejorar su salud lo antes posible. Al mismo tiempo, las necesidades de los cuidadores se ven forzosamente apartadas. Este hecho puede desembocar en que se sientan en una situación excesivamente estresante, con riesgo de desbordar sus recursos personales, que repercuta negativamente en su salud, estado de ánimo y percepción de la persona a su cuidado y de su enfermedad (Dueñas et al., 2006). A esta situación se la conoce como síndrome del cuidador quemado, síndrome de sobrecarga del cuidador o, simplemente, síndrome del cuidador (en adelante, SC).
El SC suele caracterizarse por la aparición de una serie de alteraciones derivadas de la exigencia del cuidado: estrés elevado, ansiedad, bajo estado de ánimo, consumo y abuso de sustancias (tabaco, alcohol y otras drogas), alteraciones del sueño, irritabilidad, dificultad para concentrarse o pérdida de apetito, entre otros.
La exigencia del cuidado no es la única causa del SC. Abandonar otras actividades agradables, la presión por no poder responder a otras obligaciones o la falta de apoyo social y habilidades de afrontamiento también estarían detrás de esas alteraciones. A esto se le debe sumar el componente emocional, ya que los cuidadores suelen ser gente cercana a la persona que cuidan. Presenciar el deterioro progresivo de un ser querido, por ejemplo, con la enfermedad de Alzheimer, puede propiciar sentimientos de impotencia y frustración al no sentirse capaz de mejorar la situación, influyendo también negativamente en su salud.
Cómo cuidarse y prevenir el síndrome del cuidador
Los estudios han identificado y compilado factores que influyen en la capacidad de las personas para adaptarse al rol de cuidador: conocimientos y habilidades para el cuidado, apoyo social, características de la persona con enfermedad y del propio cuidador, vínculo entre ellos, equilibrio entre cuidado y descanso, compatibilidad con otras obligaciones, disponibilidad de recursos, espiritualidad y ambiente sociocultural (Martínez, 2022). ¿Qué podemos hacer, entonces, para enfrentar el cuidado de otra persona y no dejar de cuidarnos a nosotros mismos?
- Es cierto que cada persona y cada situación requerirán de tareas específicas. Sin embargo, conocer de antemano las exigencias habituales del cuidado de cualquier persona y cómo responder a ellas ofrece una base sobre la que sostenerse ante la incertidumbre inicial. Libros, revistas y formaciones que ofrecen algunas instituciones pueden ser buenas fuentes de información incluso antes de tener la necesidad de utilizar estos recursos.
- Darse cuenta de la necesidad de cuidar a alguien puede ser abrumador e incierto, especialmente cuando llega de repente. Este puede ser buen momento para comenzar a organizar los recursos disponibles. Identifica con qué y con quién cuentas, pero también con qué y con quién será más difícil contar. Tanto para el cuidado como para otras responsabilidades. Hacer esto permitirá organizar las tareas y los descansos de un modo más eficiente.
- Descansar es esencial para poder atender a otras personas. No se trata sólo de dormir o parar una vez estamos exhaustos, sino reservar momentos para el disfrute y cambiar el foco de lugar. Mantener las actividades agradables y buscar otras nuevas compatibles con el cuidado permite liberar el estrés generado de la misma forma que con el trabajo o los estudios. El deporte y las actividades creativas y al aire libre son muy recomendables. Además, realizar actividades agradables con la persona a la que cuides ayudará a reducir el estrés y mejorar vuestro vínculo.
- Y por último, pero no por ello menos importante, cuida activamente de tu propia salud. Todos tenemos límites. Escucha a tu cuerpo y a tu mente, que te dirán hasta dónde puede llegar tu responsabilidad. Permítete expresarte con otras personas, escribiendo, pintando o como mejor te venga, incluso con la persona que estés cuidando. Te ayudará a ordenar, entender y manejar lo que suceda en momentos de mayor dificultad.
Referencias
Dueñas, E., Martínez, M. A., Morales, B., Muñoz, C., Viáfara, A. S. y Herrera, J. A. (2006) Síndrome del cuidador de adultos mayores discapacitados y sus implicaciones psicosociales. Colombia Médica, 37(2). Extraído de http://www.repositoriocdpd.net:8080/bitstream/handle/123456789/166/Art_Due nasE_SindromeCuidadorAdultos_2006.pdf?sequence=1
Flores, E., Rivas, E. y Seguel, (2012) Nivel de sobrecarga en el desempeño del rol de cuidador familiar de adulto mayor con dependencia severa. Ciencia y Enfermería, 18(1). Extraído de https://scielo.conicyt.cl/scielo.php?pid=s0717- 95532012000100004&script=sci_arttext
Instituto Nacional de Estadística (INE). (2025). Encuesta de Condiciones de Vida. Módulo sobre Acceso a Servicios. Año 2024. [Compunicado de prensa]. Extraído de https://www.ine.es/dyngs/Prensa/m2ECV2024.pdf
Martínez García, H. M. (2022). Revisión de los factores influyentes en la adaptación al rol y la calidad de vida de los cuidadores de personas dependientes. Extraído de https://hdl.handle.net/11000/27894
Psicólogo Adultos y Adolescentes