Creadores de contenido vs Divulgación científica vs “Psicoinfluencers”… ¿Qué los diferencia? Una guía para no caer en sus redes
En el momento actual estamos asistiendo a un cambio en lo relativo a lo social en muchas áreas, una de las grandes son las áreas relacionadas con los medios digitales y la interacción entre ellas y nuestra manera de vivir-pensar-relacionarnos-consumir…
Estamos asistiendo a muchos cambios y como en todo, algunos de ellos pueden derivar en oportunidades maravillosas, otras en algunos no sustanciales, pero sí de medio o formato y otros pueden conllevar riesgos o peligros que tenemos que conocer para poder prevenir o decidir bajo nuestro criterio.
En este artículo queremos centrarnos en abordar una pequeña área dentro de toda esta gran revolución y los cambios a los que asistimos que es la divulgación en redes, concretamente en el área de la salud mental que es la que nos concierne más de lleno por ser nuestra área de acción.
La divulgación sobre ciencia ha supuesto democratizar el acceso a recursos y poder aprender de maneras más sencillas, muchas veces a bajos costes o incluso gratuitas, de formas más atractivas, etc. y para todos aquellos que amamos la ciencia, el saber, el descubrir, el conocer en todas sus áreas ha sido un avance que nos maravilla, por no ir muy lejos la que escribe estas líneas es fiel consumidora de divulgadores científicos de todas las áreas, no solamente de las de nuestra rama de la ciencia y me encanta disfrutar de esta manera de acceder al conocimiento, pero esta forma de hacerlo ha conllevado muchos peligros y grandes dificultades que no deberían dejar indiferente a nadie.
En la actualidad estos contenidos generan curiosidad, generan interés y donde hay interés hay personas interesadas…personas que sin el conocimiento pertinente toman los medios bajo la expresión de “toda opinión es válida” y generan mucho flujo de información inexacta o incluso falsa que por distintos motivos no dudan en lanzar pues todo el mundo puede decir su opinión, sin ningún aval, sin ningún control… la pseudociencia, las medias verdades o las grandes falacias están tomando vigencia y cuestiones importantes están siendo tapadas por cientos y cientos de entradas que responden a otros intereses poco relacionados con el acceder realmente a esa democratización del conocimiento, sino que tienen más que ver con otras cuestiones.
Podemos encontrar aquí varias posturas que se irán moviendo por un espectro en el que a un lado estará la divulgación hecha desde el rigor, conocimiento, respeto y responsabilidad y al contrario de este espectro están aquellas personas que hablan del área del conocimiento concreto sin conocimientos de base apropiados y sin tener responsabilidad alguna en lo que muestran, aunque dentro de este lado estarán englobadas varias figuras, tanto aquellos que lo hacen sin ser conscientes o los que lo hacen a sabiendas buscando obtener un beneficio.
En el área de la salud mental concretamente podemos encontrar aquellos perfiles que divulgan desde aquí, desde el respeto y el conocimiento, tanto si son profesionales de cualquiera de las ramas como si son personas del colectivo o afines a estos y lo hacen colaborando con personas informadas, actualizadas, respetuosas y conscientes de lo que están haciendo y de todas las ventajas y problemas que pueden derivar de lo que están intentando aportar con estas acciones. También, por desgracia, nos encontramos perfiles que se mueven hacia el otro polo, perfiles que no contrastan sus opiniones, que lo hacen desde teorías obsoletas o poco respetuosas, que lo hacen desde el desconocimiento o con uno muy limitado o simplemente con el “es mi opinión-vivencia-experiencia” y generalizo sin importar cómo se vaya esto a recibir…
En este espectro nos estamos encontrando a muchos perfiles que estaría bien tener en cuenta por el riesgo que nos suponen. Habría material aquí para hablar de muchas cuestiones pero por sencillez expositiva nos vamos a enmarcar en un par de perfiles diferentes, por un lado aquellos que hablan de cuestiones de las que no son especialistas y por otro el perfil de los especialistas que comunican o divulgan.
Un perfil al que hay que estar atentos son aquellas personas que nos aconsejan o hablan sobre cuestiones sobre las que no tienen formación, ni información adecuadas, verificadas y/o contrastadas y nos aducen las frases no como meras opiniones, sino como verdades, consejos o cuestiones sobre las que deberíamos tener un conocimiento, no nos proporcionan las bases sobre dónde encontrar esta información en cualquier sitio con rigurosidad o directamente nos aluden a que esto es así, sin más.
En esta categoría nos podemos encontrar a cualquier persona que tenga un espacio con cierta visibilidad y nos da información…aquí lo complejo es discernir si nos están dando una opinión subjetiva o una información que nos proporcionan como verídica o contrastada y luego si esta fuente es creíble o no según la formación e información de base sobre la cual sustenta lo que nos refiere…
Finalmente se ve como se traslada la responsabilidad a la audiencia sobre cribar que cuestiones creer o no… al ojo de buen cubero y es una responsabilidad demasiado grande y quizás un nivel de información el que se recibe a día de hoy por tantos y tantos canales que es realmente imposible contrastar toda ella, por lo que una recomendación sería estar atento al tipo de perfil y de persona o profesional que está al otro lado refiriéndonos una información y por otro lado si de alguna tenemos dudas poder mirar si viene referenciada la base sobre la que la aporta o si no fuera el caso si se puede pedir y nos la facilita.
Por todas estas cuestiones también están creciendo las contraargumentaciones a modo de respuestas, dadas por aquellos que sí tienen esta información contrastada, más veraz, etc. que cogen esta información y la desmienten, dando explicaciones desde la sencillez e incluso el humor para poder llegar a más personas e ir aportando claridad y ayuda, muchos de ellos desde la misma área de la divulgación.
A los inicios de toda esta revolución de la información pareció que sería un gran momento para acceder al saber, pero en los últimos años está en auge la tendencia de que “toda opinión es respetable” y de esto hemos pasado a viralizar y dar un gran altavoz a gente que es “opinóloga” de profesión. La lucha contra los bulos, la desinformación y la irresponsabilidad contra la que nos vamos encontrando es cada vez mayor y a mí en lo personal me resulta sorpresivo que ahora esté ocurriendo este fenómeno en el que gente sin prácticamente información ni formación esté teniendo un altavoz tan grande y tanta audiencia que admire y compre lo que se les da sin crítica alguna.
Otra de las figuras controvertidas viene cuando hablamos del mismo psicólogo quien divulga, pero quién ejerce una divulgación no ética o responsable… Un perfil de divulgación no es lo mismo que un perfil de un influencer de los que conocemos por ser creadores de contenido y en los últimos tiempos parece que se está dando un fenómeno de confusión en estos que es interesante poder trabajar.
El perfil profesional que ha ido creciendo exponencialmente en los últimos años tiene que ver con el término influencer o creador de contenido. En esta categoría profesional se pueden dar diversos canales - formatos o temáticas en las que estar haciendo influencia.
Al final los más conocidos son aquellos que tienen que ver con perfiles que hablan de sus vidas, de sus compras, de sus viajes, de sus experiencias…aquellos que influencian a las personas y su trabajo se relaciona con entretener y con generar canales de influencia para determinadas marcas. Por otro lado, aquí nos interesan en la comparación otros perfiles, aquellos que o a nivel profesional ejercen una profesión fuera de redes y hablan sobre cuestiones relacionadas con ella en esta, no como los primeros que mencionábamos, aquellos que su perfil en redes es su profesión y ejercen en especial aquí su interacción.
Por ejemplo, tenemos divulgadores en el área de la ciencia que son físc@s, matemátic@s, biólog@s…más centrados en el área de salud tenemos farmacéutic@s, médic@s, enfermer@s…y afinando en el área de la salud mental psiquiatr@s, psicólog@s etc.… De todos estos la gran mayoría ejerce su profesión y además divulga contenido en redes, realizan charlas, escriben libros etc., otros están realmente enfocados o especializados en la divulgación y la ejercen en distintos tipos de medios.
La mayoría de las cuestiones que cuentan en sus redes tienen que ver con contenido científico explicando fenómenos, curiosidades y cuestiones importantes según lo que sucede a nivel social…, otras son reflexiones relacionadas con su trabajo y sus pacientes pero con una base de conocimientos y responsabilidad que avala eso que explicitan y no es plenamente divulgación en el sentido estricto pero si hablan desde fomentar una mayor conciencia en salud general, tanto física cómo emocional y en una cantidad pequeña quizás realizan alguna alusión a sus vidas personales o alguna autorrevelación y con ello también se puede conectar el público con su faceta de personas, pero sin olvidar cómo es su contenido, sin olvidar la audiencia, sin olvidar su responsabilidad y cómo esto puede afectar a las vidas de aquellos que les siguen, ven y consumen su contenido, como afecta sobre todo al área de la comparación…
En un espacio distante a esto tenemos un fenómeno que se está empezando a observar mucho en redes que son perfiles que iniciaron su andadura en este formato pero que han ido creciendo en fama, popularidad e interacciones y con ello han ido desarrollando una actividad profesional que se acerca más a los creadores de contenido de estilo de vida que comentábamos anteriormente, que su contenido está empezando a derivar en opiniones personales, experiencias personales…e incluso invirtiéndose esto que mencionábamos anteriormente y las autorrevelaciones son diarias, contando sus viajes, que les pasa a sus familiares, cuando compran ropa, comida o útiles de la vida diaria…generando así una sensación de que el contenido del que hablan sigue siendo científico, nos habla un psicólogo, lo hace de psicología…y nada más lejos de la realidad…
Estos perfiles han dejado de ser psico-divulgación, no realizan divulgación científica, utilizan sus redes para hablar de muchas otras cosas que no tienen que ver con esto, ponen códigos de descuento, nos venden útiles, nos hablan incluso de cómo y dónde irnos de vacaciones, recomendaciones por las que a ellos por su puesto les pagan o les dan beneficios de alguna otra manera para “darnos” a nosotros esta información…es decir, mercantilizan su popularidad y ejercen influencia…con lo que su perfil ya no es de divulgación, es un perfil realmente válido, probablemente muy entretenido y con un contenido atractivo, de estilo de vida y probablemente sano y bonito pero subjetivo, no científico…
Y ya un paso todavía más en este rango es cuando nos encontramos perfiles que cogen vídeos virales de las redes y con ellos añaden que esto muestra x conducta de psicología y se intentan lucrar y generar visualizaciones y por ende monetizar esto sin base alguna…perfiles que están ampliamente creciendo en la actualidad en varias plataformas. No se refiere aquí a profesionales que teniendo en cuenta la exposición hacen alguna explicación en base a ellos o que hacen humor en base a alguna situación, sino a perfiles que prácticamente toda su actividad se basa en esto, en exponer a personas o subjetividades haciéndolas pasar por divulgación científica.
A la postre de todo lo argüido hay que darle una vuelta más y es que la divulgación que se hace de la psicología en redes a menudo deja mucho que desear por el formato en el que se busca viralizar el contenido, el like y la estética o engagement por encima de la veracidad. El cóctel de todo esto agitado resulta en que se ponen e incluso inventan etiquetas constantemente, se cae en reduccionismos porque en muy poco tiempo y espacio se explican cosas que son realmente complejas y además variables según la construcción de la persona que tenemos enfrente, de su propia idiosincrasia o se reviste la opinión de evidencia científica transformado mis creencias en “ciencia”… con todo esto sumado a lo anteriormente expuesto finalmente acabamos manejando grandes complejidades en este espacio de la divulgación científica que se acaba convirtiendo en todo menos en lo que pretendía ser. Y así entramos en plataformas que triunfan con este tipo de contenido y nos encontramos a gente que se autodiagnostica incontables etiquetas y construye en base a estas parte de su identidad sintiendo que la profecía autocumplida es la única manera o patologizando características normativas del vivir, entre otros peligros y acaba siendo más perjudicial que una ayuda esta instrumentalización de la información sin rigor, ética, ni cuidado alguno.
Caer en la cuenta de esto nos puede ayudar como consumidores porque al pasar a hablarnos sobre sus vidas y contarnos todo ello pasan a ser personas con las que nos comparamos, queremos tener esas vidas, queremos tener esas habilidades, queremos ser así y hay que ser muy conscientes con estos perfiles, igual que con los que nos hablan de estilos de vida que generan problemas por esa comparación y aquí viene de la mano de un perfil que técnicamente cuando empecé a seguir era por poder acceder a conocimiento de salud mental, probablemente desde la vulnerabilidad de estar atravesando momentos complicados, así que igual empezar a percibirlos como perfiles no científicos, sino de otra categoría nos ayuda a protegernos, igual que podemos hacerlo cuando identificamos esos de lifestyle, de cuerpos y vacaciones maravillosas, de relaciones de pareja idílicas, de amistades increíbles, de todo aquello pintado de oro y purpurinas que nos quieren hacer ver, de ese decorado que se monta ante un aro de luz y que esconde tantas otras partes de esas vidas que consideran no dignas de mostrar, pero que en todas tiene lugar.
Entiéndase aquí que no estoy cargando contra estos perfiles, ni contra los de estilo de vida ni contra los de profesiones sanitarias que acaban realizando este tipo de contenidos, pues son lícitos y a quién decida verlos porque de alguna manera le ayudan o le sirven para obtener determinadas cuestiones es totalmente válido que existan, la cuestión es poder separar esto de la divulgación científica cómo tal, tanto fuera de redes como en estas, no intentar engañar al usuario.
Los argumentos que se han utilizado para generar influencia en otros, existen de mucho antes de las redes, siempre han estado a nuestro servicio…y entre ellos uno de los más importantes ha sido el argumento de autoridad. Es un argumento o un razonamiento que se basa en que lo ha dicho una persona o una institución experta en esa materia o reconocida por su superioridad intelectual en ese ámbito.
Este se ha utilizado ampliamente y tenemos muchos ejemplos, quizás uno que nos viene a todos a la cabeza es el de “9 de cada 10 dentistas recomiendan este dentífrico” o cuando decimos “en tal estudio de la universidad de Cambridge se ha comprobado que x”…
Este argumento a mí parecer personal ha ido sufriendo una transformación que me resulta llamativa y es a quién le ofrecemos el beneficio de ser reconocido, de tener poder e influencia sobre las áreas, pues en estos ejemplos que ofrezco son personas que ostentan este poder porque tienen un saber que les avala, pero… ¿es esto siempre así? Pues bien, en este momento estoy segura de que en todas las cabezas están apareciendo ejemplos que nos demuestran claramente que no lo es…
Empezamos a darles este lugar a personas que son famosas por alguna cuestión ej. un futbolista que nos anuncia una comida y dice que es la más rica…le damos el poder debido a que en su profesión nos resulta interesante, importante, bueno…empieza a tener autoridad y finalmente su persona nos es válida como sello de calidad, nos hable de lo que nos hable, sin filtrar si realmente esta persona tiene más conocimientos que nosotros mismos para poder saber de esto…y con esto caemos en el terreno de las falacias.
Llegamos a la falacia ad verecundiam o magister dixit o de autoridad. Consiste en defender una tesis recurriendo al prestigio de alguna autoridad, sin aportar argumentos. La autoridad puede ser una persona, la mayoría (falacia ex populo), la televisión, las costumbres populares, etc. Llegados a este punto podemos preguntarnos si estoy afirmando que cuando se emplea una falacia ad verecundiam la tesis o las conclusiones son necesariamente falsas, y aquí la respuesta es también un claro no, pues tanto la tesis como las conclusiones pueden ser correctas; lo que es incorrecto es el razonamiento lógico empleado para llegar a ellas.
Por ejemplo “El agua hidrata y eso es verdad porque me lo ha dicho mi padre”. La tesis es correcta (el agua hidrata), pero el argumento que sí confirmaría la tesis no es lo que ha dicho mi padre, sino las conclusiones a las que ha llegado la ciencia.
Como podemos deducir de la exposición y por hacer una conclusión hemos hablado en primer lugar de que es importante entender que el canal de compartir información a través de redes nos da acceso a diversión, a información, a entretenimiento…es maravilloso el potencial que tiene este medio, pero hay que cribar bien de qué tipo de contenido somos consumidores y en que personas o perfiles estamos confiando para creer aquello que nos llega en formato información o consejos.
En segundo lugar aclarar que la divulgación es un arte y un verdadero regalo para todos aquellos que podemos disfrutar de poder conocer, entender, apasionarnos y abrirnos a mundos que antes quizás veíamos muy complicado por tema de tiempos, de formación, de dificultad de acceso, de no saber por dónde empezar, de poder acceder a formatos atractivos…pero hay que diferenciar bien que es divulgación científica y que es ser creador de contenido, la segunda engloba a la primera pero no siempre que un profesional crea contenido está teniendo un perfil de divulgación científica y hay que hacer esa separación y tenerla bien clara al acceder a la información.
Toda esta área de la digitalización, la información, la ciencia vs pseudociencia, cuando la profesionalidad empieza a ser una marca y esta marca se puede mantener en esa área o empieza a diluirse en otros intereses, etc. es un área compleja, en continua construcción y transformación y que si abrimos a otras ramas de conocimiento o a otros debates en ella podríamos estar durante muchas más páginas hablando…así que por hoy vamos a ir concluyendo, sin dejar el tema por cerrado, sino abiertos a nuevas revisiones, espacios y debates…Y por supuesto os invitamos a que si tenéis dudas, si creéis que es importante abrir otros temas, si os interesan otras cuestiones, ya sabéis que tenéis nuestras redes abiertas en todos los canales para hacérnoslas llegar e ir atendiendo vuestras dudas.
Me gustaría dejaros con la siguiente frase que por sencilla quizás resume a la perfección todo aquello que he intentado ilustrar en estas letras “La pseudociencia es siempre peligrosa porque contamina la cultura y, cuando concierne a la salud, la economía o la política, pone en riesgo la vida, la libertad o la paz”, Mario Bunge.
Psicóloga Adultos y Parejas