A hablar se aprende hablando

Madre enseñando a su hijo
Padre enseñando a su hijo

Para estimular el lenguaje oral de nuestros hijos pequeños es muy importante dedicar un tiempo diario a comunicarnos con ellos.

Es fundamental para incentivar la adquisición del lenguaje en los niños, además de para crear vínculos afectivos con ellos, proporcionar situaciones para favorecer el diálogo y la comunicación dentro de actividades cotidianas, como la hora de comer, durante el baño, al vestirse, en un paseo, cuando se van a dormir, etc.

No debemos preocuparnos demasiado por el contenido o el tipo de palabras que emplea sino que lo importante es iniciar esa conversación, motivar a realizar preguntas, escuchar lo que nos cuentan.

Estimular el lenguaje no es simplemente repetir palabras, ya que también requiere motivación. Los niños aprenden con la acción: manipulando, viendo, escuchando, jugando. La situación óptima para lograrlo es la de atención conjunta: mirar y comentar libros con imágenes, jugar a juegos didácticos, a juegos de simulación de la vida cotidiana con muñecos y cacharros, realizar puzzles y encajables, pintar, cantar canciones, bailar con ellos, teatralizar con marionetas, etc.

Buscar esos momentos para compartir todos juntos divertidas actividades y que ese tiempo sea exclusivo para ellos, sin estar pendientes del teléfono, la lavadora o la cena.

Es importante hablarles con frases cortas y sencillas y denominar correctamente los objetos, sin lenguaje de bebé.

Realizar también actividades de soplo (pitos, matasuegras, pompas de jabón), de onomatopeyas de animales o de objetos comunes (ssss de la serpiente, miau del gato, pompom del tambor) y de motricidad lingual y labial (enseñar los dientes como leones, mandar besitos, hacer chasquidos, etc.) favorece la pronunciación de los sonidos.

A hablar se aprende hablando, jugando, compartiendo.

Psicopedagoga y Psicóloga Máster en Logopedia Susi García

Psicóloga. Máster en Logopedia